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¡Primeros días en Dominicana!

Cuando todo parece estar en ruinas, un viaje se convierte en la mejor opción. Aunque solo iba a un lugar, Boca Chica me esperaba, un pequeño pueblo de pescadores con una playa increíble. Desde el primer día, quedé encantada con este lugar. Experimenté de todo, escapando de los problemas pero encontrando una tranquilidad interior al enfocarme en mí misma.

Mis primeros días fueron difíciles, intentando adaptarme y encontrar un lugar para establecerme y comenzar una nueva etapa en mi vida. Solo tenía una cama y una cocina básica.  Durante tres semanas, me desconecté del mundo y me dediqué a disfrutar de mis dos grandes pasiones: el mar y la lectura. Fue una experiencia increíble.

Hacer snorkel desde la orilla hasta la Matica, observando las mantas raya dormir, se convirtió en una rutina matutina antes de que las playas se llenaran de turistas. Luego, disfrutaba del sol mientras leía un poco y regresaba a casa, donde Altagracia me esperaba con un delicioso café cada mañana.

Altagracia fue mi vecina en Boca Chica. Ella era mi amiga y mi apoyo durante mi tiempo allí. Tenía dos hijos, Jefrey y Keyla. Cuando la conocí, Keyla estaba embarazada. Altagracia me hacía parte de su rutina diaria. Además, su esposo Daniel me enseñó a bucear al otro lado del rompeolas.

Desde el primer día, me adentré en la vida dominicana. Sin nada, esta familia me acogió por la maravillosa cultura dominicana. Agradecida no es suficiente para describirlo. No solo Altagracia y su familia, sino también los vecinos, los niños del barrio, Pelota y su pescado frito… Fue algo indescriptible.

14 años después, al reflexionar sobre el pasado, siento un gran orgullo por haber tenido a Altagracia en mi vida, a pesar de su ausencia. 

El pueblo dominicano es conocido por ser amigable y hospitalario. Su cultura se caracteriza por la música, el baile y la deliciosa gastronomía. Tienen una gran pasión por el béisbol y el merengue. La playa es una parte fundamental de su estilo de vida. Los dominicanos se sienten orgullosos de su herencia y siempre están dispuestos a compartir su alegría y hospitalidad con los demás. 

La República Dominicana va más allá de los resorts todo incluido. Lo sé de primera mano. El encanto real de este país se encuentra en sus calles, su gente y su cultura vibrante. Hay tanto por descubrir fuera de los hoteles. Ven y sumérgete en la auténtica República Dominicana.

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